Su director artístico, Francesco Bonami, describe la 50 a exposición internacional de arte de la Bienal de Venecia como «una polifonía de voces e ideas que integran un solo cuerpo en el que el arte contemporáneo nos muestra ánimos independientes y diversos.» Bajo el tema «Sueños y conflictos - La dictadura del espectador», Bonami presentó una variedad de proyectos: Delays and Revolutions (retrasos y revoluciones), en colaboración con Daniel Birnbaum; Clandestine y Pittura/Painting, con cede en el Museo Correr, una completa retrospectiva de la pintura en la Bienal de Venecia de 1964 a nuestros días. Otras exposiciones dentro del marco principal incluyen: The Zone (artistas jóvenes italianos), curaduría de Massimiliano Gioni; Fault Lines (Arte africano contemporáneo y paisajes cambiantes), curaduría de Gilane Tawadros y producción de Forum for African Arts; Z.O.U. Zone of Urgency (Zona de urgencia) curaduría de Hou Hanru; Individual Systems de Igor Zabel; La estructura de la supervivencia de Carlos Basualdo; Contemporary Arab Representations (Representaciones árabes contemporáneas), curaduría de Catherine David; The Everyday Altered (El cotidiano alterado), curaduría de Gabriel Orozco y Utopia Station de Molly Nesbit, Hans Ulrich Obrist y Rirkrit Tiravanija. Conjuntamente con las presentaciones oficiales de países e instituciones, además de numerosas exposiciones y proyectos especiales, los proyectos mencionados pueden percibirse como «islas» de un complejo «archipiélago» que el espectador puede descubrir como un enorme mapamundi.
El cotidiano alterado hace referencia a la colaboración continua entre el curador y los artistas participantes. Gabriel Orozco limita su práctica curatorial al establecimiento de reglas para un juego en un terreno de exposición específico. En este caso las reglas son: sin muros, sin pedestales, sin vitrinas, sin video y sin fotografías. Los seis jugadores invitados son: Abraham Cruzvillegas, Jimmie Durham, Daniel Guzmán, Jean Luc Moulène, Damian Ortega y Fernando Ortega.
«Al evitar los medios mencionados», aclara Orozco «los artistas han aceptado participar utilizando sus propios objetos alterados de conocimiento. Podría decirse que la práctica de transformar objetos y situaciones comunes es una manera de transformar el paso del tiempo y nuestra asimilación de la economía y la política de los instrumentos cotidianos. Esta práctica emerge como una herramienta política para artistas contemporáneos en todo el mundo en los albores del siglo XXI, permitiendo a los individuos apropiarse de la realidad y transformarla; convertir dichos objetos alterados en los materiales y herramientas de nuestro despertar revolucionario. La inmediatez de la escala humana, el pensamiento irónico, la fragilidad de la intimidad y la meticulosa violencia de transformar lo conocido, hace que el trabajo de estos artistas sea relevante para entender una potente tendencia en la práctica artística contemporánea.»