En Utopista / quiauitl, Minerva Cuevas presenta una colección de carteles e intervenciones gráficas reunidas por primera vez después de dos décadas de creación para su muestra en Siembra 18. El cartel y el mural han sido medios fundamentales en su práctica artística y política a lo largo de más de veinte años. Esta exposición materializa, en una serie de 22 serigrafías, gráfica producida para diversos contextos sociales en distintos lugares del mundo, nos guía visualmente alrededor de investigaciones y de preocupaciones constantes en su obra, como lo son las manifestaciones contemporáneas de relaciones coloniales y de explotación, el nacionalismo, y conceptos como el de civilización, ecología social, militarismo e igualdad.

Minerva Cuevas utiliza el lenguaje de la publicidad y el cartel para generar mensajes que emplean la fuerza del eslogan y la potencia de los símbolos, éstos a su vez evocan significados y detonan cuestionamientos. Juega con elementos visuales y verbales que hacen referencia explícita a logotipos, citas históricas, referencias populares, o bien, utiliza el formato publicitario para generar un camuflaje gráfico. Cuevas altera, combina, o sustituye estos elementos para resignificarlos y con ello produce invitaciones lúdicas a la subversión y expresan de manera implícita la posibilidad de rebelión en la vida diaria.

A Cuevas le interesa el material impreso en relación al mundo que lo rodea y lo hace existir. En palabras de la artista, “un cartel es la fina superficie que soporta el peso de una intención, es ese soporte mínimo cargado de historia y contexto que es a su vez un punto de acceso a la memoria y a nuestro archivo visual personal”. Así mismo, reflexiona en torno a la agencia de la imagen y su capacidad para leernos y reconfigurar nuestros procesos de comprensión. La imagen, dice la artista, “está anclada en nuestros códigos y deseos. Nos conoce incluso antes de que terminemos de verla”. 

Los carteles que componen esta exposición fueron producidos bajo distintas circunstancias y con diferentes fines. Algunos fueron concebidos para ser mostrados y distribuidos en espacios de exhibición de arte; otros nacieron para ser repartidos en la calle –y terminaron siendo utilizados en manifestaciones de múltiples reivindicaciones– o pegados en espacios públicos. Algunos nunca habían formado parte de una exposición. Todos están cargados de la intención utópica.