En su tercera exposición individual en kurimanzutto, Abraham Cruzvillegas presentará un conjunto de esculturas que sintetizan conceptos que, al igual que las técnicas y los materiales de los que se sirve para integrarlas, han sido algunos de los hilos conductores de su práctica. Este proyecto muestra un jardín colgante que en este momento de su discurso creativo se desarrolla sobre tres ejes principales que se entrecruzan: la construcción de la identidad, la colaboración con creadores y especialistas de otras disciplinas y la reutilización de materiales cuyos significados individuales son centrales para la lectura de las obras.
Los procesos de identidad han sido un objeto de estudio central en las exploraciones de Cruzvillegas desde hace varias décadas. Ha tomado su historia personal y la de su familia como puntos de referencia para crear esculturas que transmiten sus preocupaciones sobre el origen, la sociabilidad, la resiliencia y la creatividad de los individuos dentro de los territorios en los que se desarrollan.
El ensamblaje que resultará de la reunión de estos elementos tendrá como escenario un jardín colgante que mostrará la diversidad de las plantas de los pedregales de Coyoacán, de donde es originario Cruzvillegas; a través de cada una de ellas hace un comentario sobre sus raíces.
Llevado por su interés de entender a fondo qué es la identidad, el artista ha trabajado con artesanos michoacanos desde 1993. En esta ocasión colaborará con maestros artesanos de maque, una técnica de laqueado sobre madera que mezcla aceites y pigmentos naturales de la región de la cultura p’urhépecha; fue recuperada en su tradición más antigua gracias a la labor de Martina Navarro y se practica hoy en día en el Taller Saint Phalle, del que es parte medular. En colaboración con Cruzvillegas, ese taller maqueará objetos como guajes, bateas y otras piezas de madera en bruto que formarán parte de las obras de la exposición.
El artista también utiliza materiales provenientes de su contexto cotidiano —residuos de la remodelación de su casa, objetos de albañilería que permanecen en las construcciones, vigas, cubetas, varillas— y los recontextualiza en instalaciones escultóricas. A éstos se añaden materiales prefabricados como triplay, plástico o formica, y otros como tezontle, maderas diversas y piedra volcánica, que están cargados de significado y aluden a ideas sobre la ecología, la economía, la industrialización, el territorio o el animismo.
El artista reutilizará deliberadamente la configuración de la arquitectura temporal de la exposición anterior en kurimanzutto con el interés de reciclar materiales y otorgarles nuevos sentidos y también como un reto a la instalación para su exposición: trabaja con lo que hay. En conjunto, esta instalación ofrece al espectador posibilidades de lectura que se entretejen y permiten asociaciones de significado, forma e historia entre sus componentes, mediante un uso libre e intuitivo de esquemas y diagramas de Venn, desprovistos éstos, sin embargo, de cualquier afán didáctico y vacíos de narrativas o temas preconcebidos