Para esta exposición individual, Ana Segovia presenta una instalación de 7 metros que imagina una película de baile de los 80 con protagonistas queer. A través de una serie de pinturas vibrantes, la artista explora la ausencia de narrativas queer dentro del género cinematográfico de esa época.
Inspiradas en icónicas películas de baile de los años 80 como Footloose y Dirty Dancing, estas obras evocan la nostalgia de la época. Están suspendidas en una estructura de madera dinámica, similar a un escenario, desafiando ideas convencionales sobre la naturaleza de la pintura, el cine y el arte en general.
El proyecto invita a la reflexión sobre las brechas culturales e historias no contadas, instando a los espectadores a reconsiderar la representación histórica dentro del cine mainstream. Nos invita a explorar la intersección del arte, el cine y la memoria cultural, a medida que reimaginamos narrativas y reflexionamos sobre el potencial de recuperar historias no contadas.