La Computadora de la Conexión de Daniela Rossell y Galen Jackson es una obra de video que mientras permanezca conectada (a la electricidad y a internet), no deja de reescribirse a sí misma, usando las imágenes que deambulan por las calles de internet. Los artistas la presentan a través de una computadora conectada, que programaron para mostrar de un lado la película de Dziga Vértov, El hombre de la cámara (1929) y del otro, una película que se genera en vivo y en infinitas variaciones , de la misma duración. El programa que diseñaron emplea inteligencia artificial para autogenerar su propio sentido de similitud y convertirse en una especie de espejo. Este ve —como quien se hace adicto a las imágenes y no se cansa de ver— y estudia obsesivamente el cuerpo desbordante de fotografías disponibles en ese preciso momento en la red, para escoger aquellas que le recuerdan cada cuadro de la película del director ruso. El programa traduce seleccionando 24 fotografias por segundo, y es así como en el monitor de la derecha aparece una película única cada vez que corre nuevamente en loop desde el principio.
 
El espectador puede, presionando la barra espaciadora del teclado de la computadora, pausar la transmisión y crear pares únicos de imágenes que provienen del universo de información de la red.
 
Para la sala de exposición también se imprimieron serigrafías de pares de imágenes hechas a partir de capturas de pantallas sorprendentes —accidentes, momentos, coincidencias irrepetibles— que se exhiben en la misma sala.