José Kuri creció admirando el arte, especialmente a Gabriel Orozco, un joven artista que se reconocía como tal en un mundo sin espacio para la contemplación, y con quien convivió en su adolescencia. Sin embargo, no fue hasta 1997 cuando sus caminos se cruzaron: Kuri estudiaba un máster en Políticas Públicas y Economía Internacional en la Universidad de Columbia y Mónica Manzutto en Estudios Culturales en la Universidad de Nueva York. Orozco les propuso abrir una galería en México: "Gabriel tiene una visión muy amplia y es muy bueno viendo las posibilidades en la gente. Creo que la intención era hacer algo nuevo, desde cero, y él vio en Mónica y en mí el potencial para hacerlo", comenta Kuri. Casi 25 años después, con una galería en Ciudad de México, otra en Nueva York y más de 100 exposiciones, siguen fieles a sus inicios e ideales.