Las esculturas e instalaciones de Nairy Baghramian actualizan formas y conceptos heredados para tratar nociones como la funcionalidad, la abstracción o el feminismo. Con claras referencias a la Historia del Arte y a la arquitectura moderna, concretamente al minimalismo y al surrealismo, la artista cuestiona las tensiones entre función y ornamento, industria y artesanía, entre otras. Sus esculturas, realizadas con acero, resinas, siliconas o cuero adoptan en ocasiones formas orgánicas que presentan protuberancias y cavidades en las que resuenan tanto la fisiología humana y la subjetividad como el diseño de interiores y los objetos decorativos.
El trabajo de Baghramian, siempre frágil y poético, alude igualmente a los límites impuestos, a su permeabilidad y sus transiciones. En este sentido, el Palacio de Cristal, que acoge la primera exposición individual de la artista en España, se presta como aliado perfecto, pues en su piel interior y exterior se dan la mano. De este modo, el edificio sirve de premisa para una nueva negociación espacial con la que explorar los límites y reflexionar sobre la inestabilidad de los materiales, el adentro y el afuera, lo público y lo privado.