La obra de Monika Sosnowska resulta familiar y a la vez extraña en su singularidad estética. Un barra de metal en T de 5 metros de altura se apoya doblada sobre una pared del Kunstraum Dornbirn. La barra se curva hacia arriba y únicamente soporta sus propios 900 kilos de peso. Un tubo de acero de 182 centímetros de diámetro se desgarra por el medio semejante a una hoja de papel y se desenrolla a lo largo de 10 metros. Junto a él cuelga del techo un andamio de acero plegado de 7,5 metros de altura que descansa ligeramente con una esquina en el suelo. Un haz de puntales de acero sobresale directamente de la pared posterior derecha de la sala; como si estuvieran frenados por la gravedad, parecen una especie de cola de caballo gigante.