A partir de instalaciones escultóricas que funcionan como intervenciones en el espacio, Leonor Antunes reflexiona en torno a la percepción, la historia de la arquitectura, el diseño, la materia y la funcionalidad de los objetos y el arte del siglo XX. Sus proyectos buscan visibilizar las tensiones materiales y espaciales que cohabitan en un mismo lugar, reubicando objetos y elementos arquitectónicos en lugares que no son sus habituales. En este ejercicio intenta dotar de nuevos sentidos y significados a ciertos elementos y lugares, no sólo de manera visual o estética sino también histórica, al tiempo que trata de generar otro contexto temporal y espacial para ellos.
Sus esculturas e intervenciones transforman, de cierto modo, los lugares donde se colocan, y exploran nociones que normalmente se asocian con lo arquitectónico, lo planeado y lo construido —como la medida, la proporción o la escala. Paradójicamente, Antunes tiene una metodología de trabajo sistemática que incorpora el azar y lo arbitrario como parte de su materia prima, con lo que da autonomía a la materia y otorga una significación propia a las formas.