Jimmie Durham artista, intérprete, ensayista y poeta, Durham tuvo su primera exposición individual en 1965 (probablemente deberíamos estar otorgándole dos premios de por vida en este momento). Su práctica artística generosamente expansiva abarca muchos medios, incluidos el dibujo, el collage, la fotografía y el video, pero es más conocido por sus construcciones escultóricas, a menudo hechas de materiales naturales, así como objetos comunes de bajo costo que evocan historias particulares.
Estas esculturas suelen ir acompañadas de textos que comentan de manera divertida pero incisiva los puntos de vista y los prejuicios eurocéntricos. Invocando insistentemente los límites del racionalismo occidental y la futilidad de la violencia, su trabajo también ha hecho referencia con frecuencia a la opresión y la incomprensión de diferentes poblaciones étnicas en todo el mundo por parte de las potencias coloniales. Durham normalmente trata este material sin el más mínimo rastro de pesada seriedad; en su lugar, forja críticas afiladas que están imbuidas de una perspicacia e ingenio, y que destruyen de manera agradable las ideas reductivas de autenticidad.
Durante más de 50 años, Durham ha seguido encontrando formas nuevas, ingeniosas y convincentes de abordar las fuerzas políticas y sociales que han dado forma al mundo en que vivimos. Al mismo tiempo, sus contribuciones al campo del arte han sido sobresalientes por su y originalidad conceptual, su ágil combinación de partes disonantes y perspectivas alternativas, y su irrefrenable alegría. Su trabajo nos conmueve y deleita de formas que nunca se pueden anticipar. En todo lo que hace, se nos recuerda que “la simpatía es parte de la imaginación y la imaginación es el motor de la inteligencia”, para tomar prestada una de sus propias líneas. Esa inteligencia profundamente comprensiva irradia de su trabajo como rayos invisibles de luz, iluminando una forma de ver que conmueve y cambia a todos los que tienen la suerte de cruzarse en su camino ».