Para La serpiente de los días, comisionada para el patio del Museo Kaluz, Amorales produjo una nueva instalación construida a partir de replicar cientos de veces la forma de una máscara neutral en aluminio y en cerámica. Con ellas formó una especie de serpiente mitológica (que funciona como un gran instrumento de percusión, un metalófono) que flota sobre un mar hecho con las máscaras de cerámica, que fueron distribuidas en el piso. Esta instalación de dimensiones mitológicas se inspira en la experiencia de la pandemia de coronavirus, por la que estamos atravesado como sociedad, asumiéndola como un largo momento de incertidumbre que nos ha afectado emocionalmente, de maneras que aún no logramos de dimensionar. La serpiente de los días busca expresar el horror que hemos estado viviendo como sociedad, como un monumento dedicado al espanto.