kurimanzutto se complace en presentar Extinción de Dominio, la tercera exposición individual de Jonathan Hernández en la galería.
Durante poco más de dos años el artista adquirió en subastas públicas una serie de bienes incautados al crimen organizado en nuestro país, convirtiendo los lotes obtenidos en materia prima para la realización de las obras que conforman esta muestra.
A manera de disección a un inventario, Hernández reflexiona acerca de la turbulenta realidad mexicana y sus implicaciones políticas, económicas, sociales y culturales. El paisaje nacional queda retratado en las transacciones que trazan la vida de estos objetos, en un ir y venir se generan preguntas que van más allá de nuestro contexto y circunstancia: ¿cuál es la relación entre lo legal y lo ilegal en la economía mundial?; ¿cómo ocurre la asimilación cotidiana de lo ilícito?; ¿cómo funcionan los mecanismos de blanqueo de capitales?; ¿qué es un paraíso fiscal? y ¿cuál es el papel del arte dentro de este panorama?
Extinción de Dominio busca desactivar las bombas informáticas cotidianas a partir del sentido común y nuestra capacidad reflexiva. Con intencional desapego al carácter mórbido que contienen las vertientes del narcotráfico, el artista nos propone un camino donde el vacío y lo invisible son los motores del pensamiento. Todo lo que no vemos, todo lo que intuimos, todo lo que ha desaparecido de un lugar nos sugiere observar y reconocer el desierto en el que estamos inmersos para poder considerar una posible regeneración y reconstrucción, la transformación de la ausencia en presencia, en resiliencia.
Formalismos que van de referencias históricas hasta prácticas habituales en el arte nos hacen pensar en la trans guración del mundo dentro de un caleidoscopio donde la visibilidad de lo invisible detona un paisaje que documenta su propia ficción. Así, la galería se convierte en un escenario de tensión donde Hernández indaga en las redes y paradojas del poder; tanto los mitos que lo constituyen como sus respectivas perversiones, evidencias que nos dejan entrever los vacíos de Estado que conforman nuestra sociedad, situaciones que vivimos muchas veces desde la negación o la indiferencia. En esta trama el artista es parte del complejo rompecabezas de la actualidad, no se ubica afuera del problema, al contrario, se considera un eslabón más de la extensa cadena de descomposición social.