kriziz de ektor garcia es la quinta de seis exposiciones organizadas por Chris Sharp en kurimanzutto. A partir de septiembre de 2015, esta serie de se enfoca en una nueva generación de artistas emergentes radicados en México. Con este proyecto, kurimanzutto busca brindarles una plataforma única dentro del contexto local e internacional con el fin de cultivar una mirada rigurosa hacia algunos de los actores más propositivos de la escena del arte actual. La selección de Sharp se presentará de manera independiente, paralela al programa regular de la galería, de manera que opere con completa autonomía y a la vez logre resonar con la exposición en turno.
El trabajo del artista mexicano-americano, ektor garcia sintetiza un interés por la cultura queer y las artesanías tradicionales con fuertes raíces mexicanas. Reconocido principalmente como escultor, su obra tiende a ser tan intrincada y sus montajes tan elaborados que es difícil establecer en dónde empieza y en dónde termina cada pieza. Sus ambientes evocan un altar hecho en casa, o una colección de objetos rituales o fetiches, creados con una amalgama de técnicas muy variadas que incluye un trabajo de talabartería, cerámica, costura, soldadura y bordado. Los objetos en sí mismos van desde tazas de cerámica hechas a mano hasta anillos para el pene de cuero y bozales para perro, a menudo combinados con materiales reciclados y apropiados para engendrar formas híbridas que se resisten a ser clasificadas. Cuando no son una apropiación, todos los elementos son creados por el artista, quien hace hincapié en aprender todas y cada una de las técnicas que utiliza, aunque no sea a la perfección.
Su trabajo recuerda a los ensamblajes de Bruce Conner, la cultura homo-erótica del cuero de Robert Mapplethorpe, el misticismo personal de Paul Thek y la violencia silenciosa e insinuada de una sala de torturas casera. Hosca, sensual, misteriosamente elegante y perturbadora, la suya es una estética de lo menor— en toda la extensión de la palabra, desde las técnicas artesanales más marginales hasta la escala en la que trabaja y los intersticios culturales en los que circula su obra. Su trabajo resulta curiosamente familiar y a la vez raro, refrescantemente inclasificable.
— Chris Sharp
